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El Comensal

Bodegas Salado: el Aljarafe en una botella

Volver la vista atrás es en muchas ocasiones la mejor manera de innovar. Y justo esto es lo que hizo la sexta generación de Bodegas Salado, un negocio fundado en 1810 que sigue hoy creciendo y conquistando nuevos mercados. Así lo cuenta Francisco Salado que, justo después de la pandemia, se puso al frente de esta empresa familiar de Umbrete con la intención de transformar la bodega con un proyecto novedoso que bebía, sin embargo, de la tradición y las raíces. “Quisimos poner en valor la uva que siempre habían cultivado mis antepasados, que es la Garrido Fino, uva autóctona de la provincia de Sevilla, concretamente de la Aljarafe sevillano”, explica Francisco Salado.

De ahí surgió una nueva familia de vinos: Finca las Yeguas, elaborados exclusivamente con uva Garrido Fino y que destacan por su diversidad en tipologías de elaboración, reflejo de una innovación enológica digna de admiración. La primera añada, la de 2021, fue todo un gran descubrimiento: un vino blanco con notas frescas, minerales y salinas, que definía a la perfección el carácter de la Garrido Fino en los suelos de albariza de Sevilla. “Conseguimos embotellar el paisaje de este lugar en una botella”, comenta Francisco Salado.

El proyecto continuó con la fabricación de un vino bajo velo que revolucionó el mercado y que, al igual que el primer caldo, obtuvo reconocimientos nacionales y facilitó el salto al mercado internacional. “Empezamos nuestra expansión por la provincia de Sevilla y estamos en 18 restaurantes de nivel medio y alto; luego seguimos por Cádiz, Málaga y a finales de 2023 entramos en Madrid y nos consolidamos a nivel nacional. Y sólo un año después, en abril del año pasado, conseguimos entrar en Estados Unidos”, comenta el empresario anunciando que también negocian en estos momentos con Canadá, Tokio y Suiza.

Al vino Finca las Yeguas, se unen también el Umbretum Brut Nature, espumoso seco con crianza de seis meses en bota y 24 en botella y el Umbretum Reserva Familiar, con una crianza de 36 meses en botella al que, justo antes de la segunda fermentación, se incorpora una pequeña dosis de vino centenario que aporta complejidad y sofisticación a un producto premium para paladares muy exigentes.

El proyecto de Salado pasa por cuidar en extremo la variedad de uva Garrido Fino. Desde las viñas al lagar, lo que justifica la vendimia nocturna y las prensas neumáticas que garantizan la mayor calidad del producto final.

El éxito del proyecto está provocando también una transformación progresiva del viñedo. De 15 hectáreas, sólo cinco están produciendo Garrido Fino pero la intención es extender en los próximos cinco años esta variedad el resto, que ahora están plantadas con Pedro Ximénez.

Los planes de Francisco Salado pasan también por una apuesta decidida y firme por el enoturismo. Desde su llegada ha llevado a cabo una reforma integral en la bodega para potenciar este área, con espacios que ofrecen grandes posibilidades para la realización de eventos y congresos y que suponen una experiencia donde las emociones conectan a la perfección con la esencia del lugar.

Bodegas Salado cuenta con un catálogo de vinos muy versátiles a la hora de hacer maridajes con arroces, carnes y todo tipo de pescados.

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